Datos personales
- Julio Diz
- Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de El Revisionista, Series de antología, y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.
viernes, 8 de febrero de 2013
Engañarse para ser feliz.
ENTREVISTA A WOODY ALLEN
*Michel Ciment* y *Grégory Valens*: ¿Cómo comenzó usted a escribir Encontrarás al hombre de tus sueños? ¿tenía alguna idea en mente, un personaje protagonista, o un grupo de personajes?
*Woody Allen*: En primer lugar, pensé en Helena, interpretada por Gemma Jones, una mujer que ya no confía en su Iglesia ni en el psicoanálisis y que se mantiene viva gracias a una vidente charlatana. Su hija consiente y es feliz porque este hecho la consuela. Pero aunque es un personaje que se engaña con ilusiones, y vive en un mundo irreal y fantástico, es la más feliz de todos. Creo que para conocer la felicidad, en gran medida hay que estar ciego. Los personajes que no se engañan a sí mismos son desgraciados. A menudo es algo que se constata en las personas muy religiosas: piensan que hay un ser superior que les cuida, que existe una vida después de la muerte y que podrán ir al paraíso, que su alma será inmortal. Todo esto es absurdo y ridículo, pero son más felices que aquellos que tienen una visión de la vida más realista.
Lo irónico es que ella y su marido (Anthony Hopkins), que son los más mayores, también son los más ingenuos. La experiencia no les sirve de nada.
Alfie en realidad no es ingenuo. Tiene miedo, está desesperado porque se da cuenta de que envejece, que la vida llega a su fin y al mismo tiempo, no quiere admitirlo. Su mujer no cesa de recordárselo y no quiere escucharla. Nadie quiere vivir con alguien que no deja de decir la verdad, porque escucharla no tiene ninguna gracia. Para ella ya no es un hombre joven y debe abandonar el ejercicio físico porque le hace daño. Entonces decide vivir una existencia que niega su verdadera edad y paga el precio que toca. Helena también está desesperada, incluso intenta matarse, pero termina por aferrarse a esta solución falsa que siempre es preferible a la ausencia de solución.
La situación que describe Ud. Podría tratarse desde un registro dramático. Usted ha elegido un tono más ligero. ¿tuvo al comienzo alguna duda acerca del registro del film?
Me gusta jugar con los dos registros. Hacer una película divertida permitiendo que aflore un tono más sombrío, más triste. Quiero que los espectadores se rían en la sala pero que, a continuación, cuando piensen en la película, se den cuenta de que el mundo en el que vivimos no es tan feliz. Lo que digo no es nada nuevo. Engañarse a sí mismo para ser feliz fue algo que observaron Freud, Nietzsche o Eugene O'Neil. En sus obras muestra que demasiada realidad, demasiada verdad, es difícil de soportar. Es necesario crear una existencia ficticia para sobrevivir. A esto lo denominaba el mecanismo de la negación . Estar todo el día sentado en casa, como mostró Tolstoi, y mirar la vida como es, es realmente una prueba deprimente. Es necesario algo más que ofrezca esperanza. A los intelectuales les cuesta tener fe. Observe las películas de Bergman: sus personajes quieren creer pero no lo consiguen. Además de Helena y Jonathan, a mis personajes les gustaría refugiarse en una creencia, pero no lo consiguen.
¿Por eso no está de acuerdo con la idea que contienen los versos de Keats que cita en su película? La verdad es la belleza, la belleza es la verdad.
Es cierto, no comparto en absoluto este pensamiento. La verdad es dolorosa, incluso fea. Lo que necesitamos es la ilusión. Es lo que hace que Blanche Dubois siga viva en Un Tranvía llamado deseo. Cuando se retira la pantalla de papel que rodea la bombilla, y la luz viva ilumina su rostro, las ilusiones desaparecen y su vida se convierte en algo terrible. Dice que no quiere la realidad, sino la magia. Esta huída ante la realidad es un mensaje difícil de superar en un arte popular como es el cine. Un novelista como Tolstoi, un dramaturgo como Tennessee Williams pueden formularla, pero los espectadores del mundo entero que van al cine, precisamente buscan escapar de la realidad, quieren ver a Fred Astaire o a Julia Roberts para creer que la vida puede ser maravillosa. Por eso un artista como Ingmar Bergman tenía un público limitado. A través del humor intento hacer comprender de manera más aceptable la misma reflexión sobre la vida.
Pero aunque los versos de Keats no sirvan para sus personajes, porque para ellos la verdad no es la belleza, como artista, Ud busca la verdad y esta búsqueda se transforma en belleza.
Claro, en la práctica de un arte puede buscarse la verdad, pero los espectadores también pueden mirar la película apreciando la historia y la interpretación de los actores y ser de la opinión de que la película es demasiado dura. Cuando vemos las obras de O'Neil, como The Iceman Coeth (El repartidor de hielo) o Long Day's journey Into Night (Larga jornada hacia la noche) puede apreciarse la belleza al mismo tiempo que no es agradable confrontarse con la verdad que ilumina estas obras.
En Melinda y Melinda trata Ud la misma historia de un modo cómico y trágico. Algunas de sus obras recientes como Match point o El sueño de Cassandra son deliberadamente oscuras. ¿qué le hace decidir la cantidad de comedia que va a introducir en una película?
Depende del tema. En las dos películas que cita, no hay nada divertido en esas situaciones. Ni en Match point, película en la que un hombre joven se halla en un callejón sin salida y termina por cometer un crimen para resolver la situación, ni en El sueño de Cassandra, donde unos hermanos muy unidos terminan por matarse en un barco. Al contrario, con Conocerás?, el punto de partida (una anciana crédula se deja manipular por una mujer que lee la fortuna en las cartas) ya es cómico. Incluso la historia de Roy (Josh Brolin), cuya ambición le lleva a robar el manuscrito de un hombre del que más tarde descubre que no ha muerto, se presta a un tratamiento humorístico, a pesar de lo angustioso de la situación. Como en la vida misma, donde se puede decir de un suceso que si no fuera tan atroz, podría ser divertido? Así la historia del paciente que va a ver al doctor, le dicen que está bien y al salir de la consulta muere de un ataque cardíaco. Algunas ideas del guión pueden ser dramáticas o cómicas, y desarrolladas en una u otra dirección. Me gustan mucho las obras que se debaten entre la risa y el escalofrío. En Un tranvía llamado deseo hay momentos muy divertidos. Este hombre simiesco, que no deja de criticar a Blanche por estar continuamente en el cuarto de baño, es tan divertido como inquietante.
El título de la película es ambiguo y revela esa dualidad: el desconocido bello y oscuro representa al mismo tiempo al príncipe encantador con el que sueñan las mujeres y a la muerte, que como dice su
yerno a Helena, nos espera a todos
Completamente de acuerdo. Por este motivo, lucho por que se traduzca literalmente el título en los países en los que se estrene. En los EEUU, está claro como el agua: es una frase típica de las echadoras de cartas. En algunos países, sin embargo, no significa nada. En inglés es perfectamente ambiguo
Fuente: Texto original: Fragmento de la entrevista a Woody Allen, de Michel Ciment y Grégory Valens. Publicación: Revista Positif. Octubre 2010 /Nº 596
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