A sus 76 años, con más de 40 largometrajes a sus espaldas
(solo como director) y un buen puñado de premios, Allen es además de un
trabajador incansable uno de los autores más conocidos, respetados y admirados
del planeta, fuente de inspiración para numerosos cineastas que han intentado,
con mayor o menor éxito, imitar su especial enfoque tragicómico al retratar al
ser humano y las relaciones amorosas.
Pero Allen no es de los que necesitan complacer a la
audiencia; hace las películas que desea hacer. Desde que jugara a ser Bergman,
su relación con el público ha sido irregular, y aunque muchas de sus historias
son comedias ligeras, accesibles, su nombre va unido a la cultura intelectual y
adulta, veneno para la mayoría de espectadores que llenan los multicines.
Tampoco le ayudó que ciertos trapos sucios de su vida privada se convirtieran
en objeto de debate público, ya sabemos que mucha gente se cree con derecho a
juzgar a los demás —a pesar de contar con escasos detalles superficiales—,
sobre todo si se trata de famosos.
Precisamente, la fama es uno de los ejes principales de su
nueva película. En las cuatro historias en las que se divide ‘A Roma con amor’
se habla del éxito, las facilidades, los lujos y el atractivo que asociamos a
las celebridades. Dejando a un lado Roma, una ciudad mágica, cautivadora,
idealizada —como el París de su anterior trabajo o el Nueva York de ‘Manhattan’
(1979)—, el otro asunto que proporciona diversidad de puntos de vista es el
amor. En cada uno de los relatos se reflejan diferentes maneras de entenderlo y
de ponerlo en práctica, no siempre con el propósito de hacer reír.
Quizá por la presencia de Penélope Cruz —asociada al mal
recuerdo de ‘Vicky Cristina Barcelona’— o por lo improbable de lograr otro
éxito como ‘Midnight in Paris’ —que convenció incluso a detractores de Allen,
ansiosos por encontrar un motivo que les devuelva a su cómoda postura—, pero
también por la edad del realizador —al que muchos se empeñan en considerar
agotado—, existía el temor de que ‘A Roma con amor’ estuviese en la línea de
sus trabajos menos inspirados. Las primeras críticas no fueron benévolas y se
extendió el prejuicio de que el film era poco menos que una excusa del director
para disfrutar de vacaciones pagadas.
Nada más lejos de la realidad. Es bien sabido que Allen
necesita mantener el control creativo de sus películas y que debe ajustarse a
presupuestos limitados por lo que su “ruta turística” por Europa tiene un
sentido práctico, es el mejor modo que ha encontrado para seguir plasmando en
pantalla esas historias que tanto nos gustan a algunos (aquí tenéis mis cinco
favoritas). ‘A Roma con amor’ es uno de esos trabajos con pocas pretensiones
que cumplen su objetivo, lo que en el caso de Allen no se limita simplemente a
ofrecer un simple entretenimiento —como la inmensa mayoría de estrenos—, hay
también belleza, sensibilidad y reflexiones agudas sobre la vida.
Buenas interpretaciones, hermosas postales de Roma, ácidos
comentarios sobre la fama y el amor, cómicos enredos, diálogos hilarantes, homenajes
al cine italiano —el segmento del joven matrimonio está sacado de ‘El jeque
blanco’ (‘Il sceicco bianco’, 1952) de Fellini, uno de los creadores favoritos
de Allen—… ‘A Roma con amor’ no es ni lo más brillante ni lo más arriesgado de
su director pero sí es una de las películas más deliciosas y divertidas de este
año.
Fuente: Portal Blog de cine, http://www.blogdecine.com/criticas/a-roma-con-amor-romance-y-fama-en-la-ciudad-eterna