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Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de El Revisionista, Series de antología, y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.

jueves, 23 de octubre de 2014

Woody Allen a favor de la construcción de mezquita en zona cero.

Allen respalda los planes de construir un centro cultural islámico, con mezquita incluida, en las proximidades de la Zona Cero de New York, aunque defiende el derecho a opinar de los afectados por los atentados del 11-S, según informó el diario Daily News. “Por supuesto que creo que deben construir la mezquita”, declaró el cineasta neoyorquino en declaraciones al rotativo a la entrada de una fiesta con motivo del estreno de su última cinta.
Allen agregó que las únicas personas que tienen derecho a opinar sobre esta polémica “son la gente con una implicación personal en el 11-S”. “La gente que perdió amigos o familiares tienen todo el derecho de protestar y decir lo que quieran”, insistió el director de cine, de 74 años, para quien el resto de las personas que se han pronunciado sobre este asunto tienen motivaciones “políticas” y “explotadoras”.
Sobre estas últimas, opinó que “esa gente debería callarse y dejar que sean los personalmente afectados quienes expongan sus argumentos”. Allen dijo que si conversara con quienes protestan de manera “legítima” por la construcción del centro islámico les trataría de convencer de que el proyecto supone un avance en los esfuerzos por eliminar la posibilidad de que sucedan otros atentados como los del 11 de septiembre de 2001, que causaron 2.752 muertos. “Impedir que se construya la mezquita no es un paso en la dirección correcta”, agregó.
Los planes de construir un centro cultural islámico que ocupará un edificio entero en el sur de Manhattan, a dos manzanas de la zona cero, ha generado una intensa polémica en New York y en todo Estados Unidos. Los responsables de la llamada Casa Córdoba, que dirige el imán Faisal Abdul Rauf, afirman que su intención es mejorar el entendimiento entre religiones, mientras sus oponentes le reprochan que haya decidido construirlo tan cerca de donde ocurrieron los atentados contra las Torres Gemelas.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Woody, Infiel a Nueva York.

Woody Allen, infiel por un amor de Verano en Europa


El Central Park, el hotel Chelsea, el Moma y el Gugenheim son puntos de referencia en Nueva York y no podían faltar en las películas de Allen.

Julia Roberts y Woody en Venecia
Madrid, España.- Durante décadas millones de espectadores de todo el mundo vivieron el Nueva York de los años 70, 80 y 90 a través de las películas de Woody Allen, el mejor cicerone de la fascinante urbe en el cine. Sin embargo en los últimos años el cineasta ha decidido pasar los veranos en Europa, aprovechando así las buenas temperaturas para rodar sus comedias.

El director neoyorquino convirtió Manhattan en un personaje más de sus películas en una época en la que la Guerra Fría todavía incitaba prejuicios culturales. Pero Allen, que siempre mantuvo las distancias (física y artística) con Hollywood, quedó al margen de esas consideraciones con sus comedias de personajes neuróticos y líos amorosos de gran calado vital, que constituyen todo un compendio filosófico.

Tras rodar unas cuantas comedias en las que brillaba sobre todo su inagotable y genial sentido del humor, Allen fue refinando sus historias y también sus ambientes. "Annie Hall" (1977), considerada por muchos como una de sus mejores películas (y con la que ganó tres Oscar), recorre la parte alta y baja de Manhattan con sus interminables calles y sus rascacielos de telón de fondo, así como sus inconfundibles taxis amarillos. El director incluso se pasea por su barrio de la infancia, Brooklyn.

"Manhattan" (1979) es además el título de otra de sus películas más conocidas y mítica es la foto en blanco y negro de Allen y Diane Keaton sentados junto a uno de los puentes que unen esa lengua de tierra en la que asienta la trepidante ciudad. La escena fue rodada en Riverview Terrace en Sutton Square, en las inmediaciones de la calle 59, pero a los fans que visiten el lugar para ver la puesta de sol de Allen y Keaton hay que advertirles que ya no encontrarán el banco de madera en el que se rodó la escena, pues ha sido retirado.

El Central Park, el hotel Chelsea, el Moma y el Gugenheim son puntos de referencia en Nueva York y no podían faltar en las películas de Allen, donde también palpita la vida bohemia en el barrio Greenwich Village, el ahora floreciente East Village e incluso Chinatown, entre muchos otros rincones de la ciudad.

"Nunca me preocupó mostrar la ciudad de forma naturalista. Siempre procuré mostrarla del modo en el que yo la sentía", dijo Allen en una entrevista. "Siempre me atrajo el Nueva York irreal. Tipos como Martin Scorsese y Spike Lee muestran muy a menudo un Nueva York muy real. Muy, muy bonito y muy correcto. Pero yo no. El Nueva York que yo he ido mostrando durante todos estos años es el yo vi en las películas de Hollywood", explicó.

"Podría hacer otras 50 películas en la ciudad y no me cansaría, pero no me lo puedo permitir", añadió el cineasta antes de comenzar a rodar al otro lado del Atlántico.

Durante años Allen fue incondicionalmente fiel a la ciudad que ha sido su hogar y su fuente de inspiración hasta que a mitad de los 90 se atrevió a dar un salto hasta la mítica Venecia con el musical "Todos dicen te quiero".Allen todavía protagonizaba sus películas y corría junto a los canales y los puentes de la ciudad persiguiendo a Julia Roberts, que hacía footing por Dorsoduro y en las inmediaciones de Campo Santo Stefano, hasta que ambos se encuentran en Campiello Barbaro.

La romántica ciudad italiana, donde varios años estrenó sus películas en el certamen internacional que allí se celebra, guarda además un significado especial para el realizador, pues fue allí donde se casó en 1997, un año después de estrenar el musical, con Soon Yi Previn, 35 años más joven. Esta relación dio numerosos titulares al tratarse ella de la hija adoptiva de Mia Farrow, la anterior pareja sentimental del director.

El breve salto a Venecia se consideraba una excepción en su filmografía hasta que llegaron las dificultades económicas y Allen se vio "obligado" a emigrar. "Me encantaría poder permitirme estar ahí siempre, pero (Nueva York) es una ciudad muy cara para trabajar. Y cada vez es peor para mí", dijo el realizador antes de encarar su primer rodaje en Londres. La experiencia con "Match Point", su primera colaboración con Scarlett Johansson, no pudo haber funcionado mejor, pues este thriller negro recibió buenas críticas y el respaldo del público.

La oficina de turismo de la capital británica se frotaba las manos con la excelente publicidad que la película reportó. El estiloso barrio de Notting Hill muestra sus encantadores rincones en esta cinta en la que los protagonistas viven en mansiones modernas con vistas al Támesis, acuden al legendario club de tenis The Queen's Club o a la Royal Opera House, un Londres actual que sin mostrar sus grandes monumentos aunaba la esencia de la capital.

"Match Point" (2005) fue la primera película que rodó por completo fuera de Nueva York y se hizo en verano, aprovechando las vacaciones escolares de los hijos de Allen. Desde entonces, el cineasta repitió la experiencia con "Scoop" y "El sueño de Cassandra", en las que las críticas no acompañaron, y una tercera, "Conoceras a un extraño", que funcionó mejor.

El magnetismo de la vida lujosa que se vive en sus producciones británicas se repite en "Vicky Cristina Barcelona", la película que muestra una Barcelona de postal pero en las antípodas de cualquier bolsillo modesto. Aparecen algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad catalana como la Sagrada Familia, La Pedrera, pero también varios centros de arte como la Fundación Miró, la Fundación Tàpies, el MACBA o el MNAC. Penélope Cruz ganó un Oscar con la película y la ciudad de Barcelona, la más visitada de España, recibió más turistas.

Este año el director ha estrenado "Medianoche en  Paris", una ciudad que a través de su mirada resulta tremendamente romántica. Para la capital gala el cineasta concibió una historia de amor en la que pasea por el puente Alexandre III, la ribera de Sena, los jardines de las Tullerías o el mercado de pulgas.

Además, hizo lo que casi ningún director en este mundo se puede permitir: hacer un cameo con quien quiera y en este caso con la primera dama francesa, Carla Bruni, que aparece en una breve escena como guía del museo.

En la presentación de esta película en Cannes, el director dijo que rueda en el extranjero porque a su mujer le encanta viajar y así aprovecha los veranos, cuando sus dos hijos tienen vacaciones. En el fondo, confiesa, prefería estar en su casa, dormir en su propia cama y poder bañarse en su ducha. Además, también lamenta perderse la temporada de béisbol, deporte del que junto con el baloncesto es un gran fan. Pero al final el cine manda.

A sus más de 75 años y a un ritmo de película por año, Woody Allen se está convirtiendo en el embajador por excelencia de todas las ciudades que toca con su varita cinematográfica. Estos días el realizador rueda en Roma "Bop Decameron", con algunas escenas en el Trastevere, un barrio de encantadoras callejuelas. El año que viene se podrá ver en la gran pantalla su visión de la capital italiana.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Anthony Hopkins y su papel en Conoceras al hombre de tu sueños.

El último filme de Woody Allen se estrena en Estados Unidos con un soberano reparto en el que aparece Sir Anthony Hopkins, quien ardía en deseos de trabajar con el cineasta neoyorquino. “Es mi actor favorito”, admitió el británico en un encuentro con distintos medios de prensa, entre ellos Efe. “Es un genio y ha sido un enorme placer trabajar con él”, añadió. Alfie, el personaje en el filme del mítico intérprete galés, es un recién divorciado sumido en una grave crisis existencial, a la cual decide hacer frente apostando por una relación con una explosiva prostituta.
El propio Hopkins superó una crisis personal que le llevó a anunciar una retirada del cine que realmente nunca se materializó. Y aunque ha retomado con ilusión esta nueva etapa profesional, es consciente de que el mundo, y en concreto la industria que le rodea, no le entusiasma. “Mi mujer no deja de ver el programa de Access Hollywood (que hace un seguimiento a las celebridades) y a mí me aburre soberanamente. Como los Oscar. Salen todas esas chicas preguntando: ‘Estás preciosa. ¿Qué llevas puesto?’ Pues será divertido, pero… ¡Dios, me alegro de no ser joven!”, dijo el actor, hastiado de los grandes eventos de Hollywood y el “glamour” que desprende.
En eso tiene mucho que ver con Allen, que nunca ha pisado la alfombra roja de los Óscar y se ha mostrado esquivo con los fastos de la gran industria del cine. Ambos se conocieron en 1994. Hopkins decidió viajar desde Los Ángeles a Nueva York en tren para reunión en torno a un posible papel, y cuando le dijo a Allen cómo había llegado hasta allí, éste “se volvió loco”. “¿En tren? ¿No te dio claustrofobia?”, recordó Hopkins que le preguntó un hipocondríaco Allen. Sin embargo, no fue hasta el año pasado cuando finalmente sellaron su primera colaboración. “Me mandó el guión junto a una carta y tras leerlo no lo dudé”, dijo.
Hopkins comentó que el cineasta, famoso por su timidez, dirige de forma “directa y franca, con tres o cuatro tomas para cada escena”, y comparó su estatus en la industria con el de Clint Eastwood. “Son parte fundamental de la cultura americana”, expuso. “Cuando Woody entra en una habitación todo el mundo se calla y se le queda mirando. Es esa figura legendaria, enfrascada en un tipo pequeño pero extremadamente divertido. No le gusta estar en la primera plana, y a mí tampoco. Pero es alguien único”, comentó Hopkins, que en diciembre cumplirá 73 años, lo que le da pie a reflexionar sobre la senectud.
Con voz nerviosa y atropellada, imita la gestualidad y el tono de Allen: “Envejecer cada día resulta peor. Se te caen los dientes… y después te mueres”. Tras provocar las risas en la sala con su comentario, el actor no dudó en hacer un repaso a su carrera, algo que, según reconoció, nunca suele hacer. “No tengo un personaje favorito. Hannibal Lecter (el inolvidable malvado de ‘El silencio de los inocentes’ fue divertido, aunque hace mucho de aquello. La verdad es que no suelo echar la vista atrás. No vivo en el pasado”, declaró.
El ganador del Oscar por ese trabajo del realizador Jonathan Demme, reveló que de joven soñaba con sentarse algún día, de mayor, a revisar todas sus películas. “Ahora me echaría a dormir si lo hiciera”, agregó. Hopkins encuentra estos días la alegría de vivir en su tercera esposa, Stella Arroyave, de 54 años. “Es más joven que yo y quiere que viva mucho tiempo, así que no paro de hacer ejercicio físico”, apuntó entre risas el protagonista de títulos como “La mansión Howard”, “Bram Stoker’s Dracula”, “Nixon” o “Sobreviviendo a Picasso”. “He tenido una gran carrera. Pero ahora me he vuelto más filosófico y me encuentro en paz conmigo mismo”, finalizó.

martes, 7 de octubre de 2014

Woody Allen participa en documental sobre Luis Quintanilla.

Memoria y testimonio. Arte y compromiso. Rescate y reivindicación. El largometraje documental “Los otros Guernicas”, de Iñaki Pinedo y Daniel Álvarez, una recuperación de la huella artística, vital y simbólica del pintor santanderino Luis Quintanilla, se estrenó el domingo por la noche en Santander (España).

A través de los testimonios de una veintena de personas, entre ellos Woody Allen, 
el filme recorre el rastro histórico, el exilio y el olvido que cierra la Trilogía de la memoria de los realizadores a la que pertenecen también “El hombre que murió dos veces” y “La escuela fusilada”. La cinta, proyectada en la Sala Pereda del Palacio de Festivales, cierra a su vez un largo ciclo de revalorización histórica en torno a los recuperados frescos de Quintanilla.

El filme pretende reflejar la «enorme pérdida cultural» que supuso el éxodo de artistas e intelectuales que sufrió España como consecuencia de la Guerra Civil. Dos años de trabajo, de documentación y grabación de entrevistas, el filme tras su paso por el Festival de Cine de Toulouse, se estrenó en la comunidad. La iconografía de los frescos Dolor, Destrucción, Soldados, Huida y Hambre, que tras aparecer en Long Island fueron restaurados por la UC con el mecenazgo del Santander, se completa con este itinerario audiovisual, del que nos habla Pinedo.
¿Qué perfil de Luis Quintanilla se desprende del documental?
El de un artista comprometido con el tiempo que le tocó vivir, que mantuvo la coherencia y una actitud rebelde, y divertida, hasta el final de su vida.
Más allá de sus valores artísticos, el pintor cántabro ¿podría llegar a ser un símbolo de la República, del exilio y de la memoria cultural?
Luis Quintanilla es muy representativo de una generación de artistas comprometidos con la República, por los valores democráticos y modernizadores que planteaba para la sociedad española. El compromiso en su caso, y en el de muchos otros, llegó hasta poner su vida en riesgo, y algunos de sus amigos la perdieron, en defensa de sus ideales. Engrosó el exilio, que para la gran mayoría de los artistas españoles supuso el olvido y curiosamente se ha convertido en uno de los repescados, es uno de ‘Los otros Guernicas’ que han emergido del silencio.
Supongo que un documental como este es tan importante como las fosas que quedan por excavar…
Para poder reparar todas las injusticias que se cometieron durante y después de la Guerra Civil primero hay que conocerlas. En el tema de la recuperación de la memoria histórica, expresión muy manida pero que en nuestro país todos entendemos, España tiene una asignatura pendiente y lo demuestra continuamente. Creo que tenemos que ser valientes y mirar de frente y con actitud crítica a nuestra historia reciente para conocernos mejor y para entender muchas de las cosas que nos pasan actualmente. Nosotros intentamos aportar un granito de arena a este debate.
¿De los testimonios de la cinta puedes elegir tres o cuatro diferentes por sus valores y aportaciones?
Esther López aporta su gran conocimiento de la figura de Luis. Su sobrino Joaquín F. Quintanilla aporta una visión muy humana del pintor y también un agradable toque mundano. Dentro del contexto de la narración personalmente me emociona, como ya lo hizo en la entrevista en Brooklyn, el testimonio del brigadista internacional Matti Mattson.
Al margen de lo mediático, ¿qué aporta Woody Allen?
Woody Allen nos ayuda a situar a Quintanilla en el ambiente que el pintor frecuentó durante los 20 años de su exilio en Nueva York. En el Village neoyorquino tenía su estudio y su casa familiar y era la zona de NY en la que vivían muchos de sus amigos. También representa al espectador accidental de los frescos en su ‘olvido cinematográfico’.
Habría que decir que los cinco frescos de Quintanilla como tantas otras cosas, ¿fueron sepultados realmente por Franco y la dictadura?
Sin duda. La mayor parte de los historiadores coinciden en la pérdida que supuso para la cultura de nuestro país el gran éxodo de artistas, escritores, científicos, como consecuencia de la Guerra Civil y de la dictadura. Como dice Santiago Carrillo, «Si se hubiesen quedado los habrían asesinado a todos».
Le pido una definición sintética de ‘la trilogía de la memoria’.
Un soporte de ‘Memoria Viva’ que pretende participar en el análisis crítico de nuestra historia reciente.
Por Guillermo Balbona

miércoles, 1 de octubre de 2014

Woody y la risa, número 15.

jajajajajaja...


Fuente: Extraído de Woody Allen, un libro de humor, número 1, Editorial Nueva Imagen, Mexico 1980.