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Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de El Revisionista, Series de antología, y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.
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miércoles, 1 de diciembre de 2021

Woody y su película número 50.

 

Woody Allen hará la 50a película en París en 2021



Después de un año sin precedentes de pandemias y trastornos, parece que las cosas se están moviendo hacia algo parecido a la vida. Con eso, hay noticias de que Woody Allen hará una nueva película en 2021. Probablemente sea una película de 2022, la producción se llevará a cabo en París, con restricciones pendientes.

Antes de la pandemia, se hicieron planes para que Allen hiciera una película en París. Eso obviamente no sucedió, e incluso la nueva película estará sujeta a orientación sobre restricciones.

La noticia proviene de Kenneth Edelson en un tweet eliminado desde entonces (en ese tweet conjeturó que podría ser la última película de Allen, pero hay financiamiento para varias más). Edelson, un amigo de Allen, ha aparecido en 20 de las películas de Allen, generalmente en cameos no acreditados (apareció por primera vez en Alice y estuvo en A Rainy Day In New York ).

Todo va según lo planeado, será la quinta película de Allen en Francia como director. Filmó partes de Love And Death (1975) en París, y regresó para Everyone Says I Love You (1996), Midnight In Paris (2011) y Magic In The Moonlight (2014). Son algunas de las películas más exitosas de Allen, y Allen es probablemente una estrella más grande en Francia que en cualquier otro lugar. Es emocionante verlo regresar para otra película.

No se sabe nada más sobre la película, aunque parece poco probable que sea American Blues, el proyecto de ensueño de Allen sobre las vidas de Sidney Bechet y Louis Armstrong .

Queda mucho por ver, pero es genial tener una señal de vida de que la planificación continúa en la película de 2022.


Fuente: Woody Allen Pages.

martes, 31 de agosto de 2021

La crisis de Woody Allen

 

La primera serie del cineasta neoyorquino tiene su marca pero parece dirigida por un

imitador cinematográficamente hueco.




Por ENEKO RUIZ JIMÉNEZ


Sin Woody Allen, no habría comedia de autor en televisión. Su influencia se respira en Louie, Girls, Atlanta, Transparent, Fleabag o Master of None. Así que la pequeña pantalla parecía un buen hogar para el maestro neoyorquino. O quizás no.

Woody Allen no quería hacer televisión. Es más, no debería haber hecho televisión. Al menos no obligado y con desgana. Crisis in six scenes, que estrena el viernes Amazon, es posiblemente uno de los puntos menos memorables de su carrera como cineasta y actor. No por aburrida o impersonal, sino por poco arriesgada. Sus seis episodios parecen escritos por un imitador nada inspirado y cinematográficamente hueco. El maestro quería dar una lección a sus alumnos, y se arrepintió nada más firmar.



Woody Allen se estrena en la televisión con ‘Crisis en seis escenas’ 

Los viejos cineastas nunca fallan

“A ciertas historias les sienta mejor la televisión”

Y eso que en esta crisis personal despliega sus señas de identidad y clichés. Hay triángulos amorosos, torpes robos y hasta enredos familiares con mensaje político. Son los turbulentos sesenta y el acomodado entorno del matrimonio Munsinger (Allen y la inmensa Elaine May) está a punto de dar un giro cuando la activista Lennie (la exagerada Miley Cyrus) se cuela por su puerta con ideas de revolución y utopías. El conflicto generacional se torna pronto en el motor. Pero el argumento no va mucho más allá de ese choque fácil de parodiar.

La añeja Crisis está llena de diálogos con exposición innecesaria y nunca sale de su zona de confort, ni en lo estético, ni en lo político ni en lo cómico. El responsable de Manhattan suena a aleccionador abuelo que piensa que la televisión no ha evolucionado desde que escribía para Sid Caesar. Que todavía cree que allí no hay libertad para experimentar y ser rompedor.

"Quizás debería dejar la tontería de la televisión y dar otra oportunidad a escribir libros", dice Munsinger en un largo monólogo. La frase es una broma interna. Aunque suena a Allen autoconvenciéndose. Lo imagino suspirando tranquilo cuando llega el minuto 21 de cada episodio. Y es que, pese a que en nuevos espacios como Amazon haya libertad en cuanto al tiempo, no rueda ni un segundo más de lo obligatorio.



La serie es ligera, reconocible y de rápida digestión. Disfrutar de Woody Allen como Woody Allen y escuchar sus frases neuróticas es un placer, pero no es lo que se esperaba de un genio del humor que, a sus 81, se atreve por primera vez con el medio. No queremos que cumpla un trámite y repita sus greatest hits. Debemos pedirle más.


Fuente: https://elpais.com/cultura/2017/03/18/television

jueves, 15 de octubre de 2020

‘Día de lluvia en Nueva York’...

 

...cómo Woody Allen llevó a Holden Caulfield al siglo XXI


El romance neoyorquino de Woody Allen con Timothée Chalamet, Elle Fanning y Selena Gomez comparte ciertas similitudes con 'El guardián entre el centeno'.



Por 









Pagar una entrada de cine para ver una película de Woody Allen solo puede significar dos cosas: o bien no sabes dónde te has metido, o bien sabes que presenciarás al menos una hora y media de quejas existencialistas, chistes sobre comunistas y judíos y un ligero pero penetrante miedo a la muerte que se instaurará en ti irremediablemente al presenciar el efecto que causa esta idea de la nada -o el todo- en la gran mayoría de los personajes.

Nos hablara del amor y del sexo, de relaciones sociales y de poder. Seguro que también toca el tema del sentido de la vida y de la muerte; o el misterioso y desconcertante sexo femenino y, por el contrario, la simpleza del sexo masculino, también dos de sus temas favoritos. Despotricará contra su propia patria, contra la estupidez humana y el conformismo. Desgranará cada uno de los aspectos de la sociedad occidental y lo hará a través de personajes neuróticos, situaciones descabelladas o incluso ilusorias y con un ritmo narrativo de los acontecimientos muy similar al de las tragedias griegas.

Es por ello que, cuando Día de lluvia en Nueva York se estrenó fuimos a las salas de cine para presenciar otra tragicomedia basada en su querida Nueva York, con un reparto tan sublime como variopinto -formado por Timothée Chalamet, Elle Fanning, Selena Gomez, Jude Law o Diego Luna, entre otros tantos- y las expectativas de pasar una bonita, aunque frenética, tarde en la isla de Manhattan.

Aparte del sello personal de Allen, encontramos ciertas similitudes con un libro escrito en los años 50 por un americano que también idolatraba Nueva York, aborrecía la falsedad de la sociedad y cuestionaba todo acto y pensamiento humano: J. D. Salinger (1919-2010), y más concretamente, su novela El guardián entre el centeno.

Esta, publicada en 1951, narra los sucesos ocurridos en un período de 4 o 5 días a un joven de 16 años al que acaban de expulsar de un colegio privado de Pensilvania. El joven, de nombre Holden Caufield, icónico personaje masculino de la literatura contemporánea por su representación del estado anímico del adolescente promedio y su afilado e ingenioso sarcasmo, deambula por la ciudad de Nueva York en busca de algo que lo mantenga cuerdo, evitando hundirse en el pozo de depresión en el que desde hace ya tiempo está inmerso.

68 años más tarde nos encontramos con Gatsby Welles (Timothée Chalamet), pintoresca mezcla entre Jay Gatsby (protagonista de El gran Gatsby, de Francis Scott Fitzgerald) y Orson Welles, un joven neoyorkino estudiante de una prestigiosa y costosa universidad de las afueras de la ciudad. Tan perdido en cuestiones del futuro a corto plazo como Holden Caulfield, se prepara para pasar un romántico fin de semana junto a su novia, Ashleigh Enright (Elle Fanning), una inocente e impresionable estudiante de periodismo, quien debe ir a la ciudad para realizar una entrevista a un famoso director de cine (Liev Schreiber).



Con este tablero como punto de partida, los esfuerzos y planes de Gatsby por enseñar cada rincón de Manhattan a Ashleigh comenzarán a desmoronarse debido a los contratiempos ocasionados por las personas con las que la joven periodista se mezclará. Es por ello que la historia se bifurca en dos viajes.

El de Ashleigh hacia la jet set neoyorquina, que le hará asistir a fiestas y conocer a actores y representantes, terminando por resultar una experiencia aislada y superficial de la vida de una joven veinteañera de Tucson, Alabama. Y por otro lado el de Gatsby, quien precisamente intentará evitar a esa beautiful people con la que ha crecido y por la que experimenta un evidente desprecio dada su fingida naturaleza y comportamiento.

A diferencia de su novia, este buscará experimentar la esencia de una ciudad que añora e idolatra, con su lluvia, sus pubs de jazz, sus grandes hoteles y avenidas y ese encanto otoñal con el que nos deleita Allen en cada plano de la película, como ha hecho con tantas otras localidades a lo largo de su filmografía.

La conexión entre ‘Día de lluvia en Nueva York’ y ‘El guardián entre el centeno’ Es precisamente este Gatsby el que nos transporta al Holden de El guardián entre el centeno. Un protagonista masculino joven y de rumbo difuso, incomprendido por su familia, su novia y parte de sus amistades, que vaga por la ciudad tratando de descifrar el enigma de su presente, sumiéndose cada vez más en una desesperación y tristeza que lo empujarán a encontrar ciertas respuestas.

A su vez, Holden Caulfield dejaba Pencey Prep (la escuela de donde le expulsan) en mitad de la noche para adentrarse en una Nueva York siniestra y adulta, lejana a esos mundos adolescentes del extrarradio que no hacen más que acrecentar su soledad y su depresión. La ciudad se les presenta a ambos como una oportunidad para resolver ciertas cuestiones existenciales, como quiénes son, qué hacen allí y hacia dónde se dirigen, entre otras tantas.

Tanto el Holden de la novela como el Gatsby de la película se apoyarán, llegados a un punto de la trama, en relaciones pasadas. Holden quedará con una antigua novia con la que solía salir años atrás, así como con un compañero del colegio, y todas esas interacciones con el exterior solo le servirán para acrecentar su tristeza y confirmar la pérdida de la fe en lo auténtico y espontáneo de las relaciones humanas.

Aprovechará cada ocasión en la novela para destacar lo falso que le parece absolutamente todo. Parecido a Gatsby, aunque este se reencontrará con la hermana pequeña (Selena Gomez) de una antigua novia del colegio, con quien pasará parte del día visitando museos, compartiendo taxis o caminando bajo la lluvia neoyoquina, logrando ser capaz de encontrar en la relación que ambos desarrollan esa autenticidad que busca en cada rincón de su ciudad natal.

Otra de las grandes similitudes que tienen la película y el libro es el encuentro que ambos protagonistas tienen con una prostituta. Llegados a un punto de la novela, a Holden se le ofrece la compañía de una mujer en su habitación de hotel, mientras que Gatsby se encontrará con Terry (Kelly Rohrbach) en un piano bar que solía frecuentar antes de asistir a la universidad.



Esta escena nos transporta directamente a la novela, ya que Holden frecuentará diversos cafés y bares de música en los que ahogar su depresión en alcohol. O al menos intentarlo, ya que ninguno de estos le permite pedir bebidas con alcohol en vista de su joven apariencia.

Igualmente, no será la primera vez que Allen utiliza un personaje como el de la prostituta para definir la ética de sus personajes en base a sus acciones para con esta. Veremos situaciones parecidas en Café Society (2016) o A Roma con amor (2012), entre otras.

Sin embargo, en Día de lluvia en Nueva York, Gatsby requerirá los servicios de Terry como acompañante en una fiesta organizada por su propia madre, a quien intentará engañar haciéndole creer que esta es su novia Ashleigh. Fiesta de la que Gatsby tratará de librarse por todos los medios, ya que es el germen de todo lo que desprecia. Una esfera social de la que huye al sentir, una vez más, que todo su alrededor, por muy cultivado y decente que intente aparentar ser, es tan falso como siempre ha sentido.

 

El carrusel de Central Park

Finalmente, tras las idas y venidas de ambos protagonistas, Gatsby comprenderá que Ashleigh y él no están hechos el uno para el otro, por lo que decide no solo romper con ella, sino también dejar el campus de Yardley y regresar a su querida Nueva York. Caminará hacia el reloj de Delacorte de Central Park, un emblemático punto de la ciudad que abre camino al Zoo del propio parque, donde al dar las 18h los animales del reloj, virando en una especie de carrusel, comienzan a dar vueltas.

Es en este preciso momento cuando Shannon (Selena Gomez) aparece y deciden darse una oportunidad, poniendo punto y final a la película. Esta escena, guarda un parecido muy semejante a la escena del carrusel de El guardián entre el centeno, donde mientras la hermana de Holden, Phoebe, da vueltas subida a uno de los animales de la atracción, Holden experimenta por primera vez en la novela un pensamiento positivo de felicidad y bienestar, al igual que Gatsby.



Es en ese punto del libro en el que el protagonista decide quedarse en la ciudad y mejorar, haciéndose cargo de su estado mental. Gatsby tomará la misma dirección, quien tras un fatídico pero revelador fin de semana, decide apostar por sí mismo e intentar perseguir aquello que le hace feliz. Por supuesto, en Nueva York.

Extraido de cinemania.20minutos.es/noticias/woody-allen-guardian-centeno-dia-lluvia-nueva-york/










lunes, 29 de junio de 2020

Crisis en seis escenas: el debut y despedida de Woody Allen en la televisión.





Colaboración de: Mario Xavier Larrea

A un poco más de un mes del estreno de Crisis en seis escenas tenemos ya las primeras impresiones. La serie que fue la primera y, probablemente, la última incursión en la televisión del director estadounidense Woody Allen. La vinculación del cineasta con la plataforma de contenidos digitales de Amazon generó altísimas expectativas en quienes han seguido su carrera por más de cincuenta años. Esto a pesar  de que él mismo anticipara que el proyecto sería una “vergüenza cósmica”, ya que como jamás ve series, se le dificulta la escritura para ese formato.

Los problemas de «Crisis en seis escenas»

Ya sabemos cómo es Woody Allen: criticón, negativo, fatalista, autodestructivo. Pensábamos que quizá esta sería una más de sus jugarretas o dudas existenciales que culminarían con una producción exitosa, por más que él haya anticipado el fracaso. Parecía mentira, pero sucedió y su primera serie generó un sinnúmero de críticas negativas. Sin embargo nadie mejor que nuestros lectores para darnos su opinión, por lo que aquí exponemos seis razones que quizá les motiven a ver la serie (aunque sea para criticarla).





LO MALO

Empecemos por los malos tragos, aunque la serie sí aporte a su espectador.

6. No tiene formato de serie

Los éxitos de televisión del momento pretenden emular al cine con duraciones de hasta 90 minutos, pero quienes conocen las obras de Woody Allen saben que muy pocas de sus películas se extienden más allá de una hora y treinta minutos. Así que en la  TV apuesta por historias cortas. Seis capítulos, de unos 20 o 25 minutos, por lo que puedes ver Crisis en seis escenas de una sola sentada. Y resulta mejor  así porque sino  posiblemente no regreses al sofá.

Crisis en seis escenas no tiene el formato típico de una serie, sino el de una película cortada en seis trozos. No esperes que en cada capítulo haya una historia diferente, con cierta independencia y progresión. Menos aún con puntos de acción impactantes y un cliffhanger al final de cada episodio. La crítica especializada es particularmente dura con los cuatro primeros capítulos, a los que ha calificado como una innecesaria y larguísima introducción.

5. Woody Allen de protagonista

Nos cautivó como director y escritor en Annie Hall, Manhattan y Hannah & her manas en los 70 y 80; Los secretos de Harry en los 90 y más recientemente en Match Point, Vicky Cristina Barcelona, Medianoche en Paris y Blue Jasmine...Sus participaciones como actor dejan mucho que desear. 






Resulta imposible no enternecerse al recordar al icónico Alvy Singer de Annie Hall, quien después se convertiría en Isaac Mortimer, Mickey Blochs, Joe Berlin y muchos otros. Situado en diversos tiempos y espacios, pero con rasgos idénticos: romántico a morir, obsesivo-compulsivo, hipocondríaco, paranoico, negativo y que se niega a cambiar, mientras el resto del mundo se lo exige. El eterno personaje biográfico de Allen ahora se llama Sidney Munsinger. Un publicista que ha publicado dos novelas de poco éxito y que sueña con dirigir y escribir una serie de televisión. Aunque logra provocar algunas risas, su paranoia cansa, así como su exceso de diálogo.

4. Inconseguible

Amazon Studios aún no logra superar el altísimo nivel de aceptación que ha logrado Netflix, pero avanza con algunos Emmys en la repisa. Sin embargo, Crisis en seis escenas se estrenó de manera limitada. Únicamente puede verse en Amazon Prime de Estados Unidos, Alemania y Reino Unido. Esto unido a que en Latinoamérica muy poca gente costea este servicio, pues siguen considerando a Amazon como un sitio de comercio electrónico. Así quien quiera ver la serie tendrá que realizar una búsqueda intensa, mas afortunadamente nada puede ocultarse en tiempos de internet.

Miley encarna a Lennie Dale, una activista socialista, prófuga de la justicia que se refugia en casa del matrimonio octogenario. Sidney y Kay (Elaine May), psicóloga y terapeuta matrimonial, viven sujetos a la rutina y con poco entretenimiento. Lennie representará la “crisis” y el caos para esta pareja de jubilados de clase alta neoyorquina que viven acomodadamente en un barrio residencial donde hay poca delincuencia.





2. Vuelve la nostalgia

El argumento no solo está ambientado en la década del 60, sino que Allen decidió filmar la serie al estilo de las comedias de esa época. Si aspiran ver una maravilla técnica y grandes efectos visuales, mejor vean otra serie, pues se encontrarán con tomas fijas por largos ratos y escasos movimientos de cámara. Pero eso sí, disfrutaremos de un humor sorpresivamente irreverente, de chistes rápidos, inteligentes y muy gestuales, que a veces logran hacernos olvidar al eterno y cansino personaje del “Woody actor”.

1. El trabajo más político de Woody Allen

El mensaje cala profundo y resulta demasiado relevante en nuestra época, más aún en tiempos de Donald Trump y un Ecuador cercano a elecciones presidenciales. Allen acierta en su crítica a los liberales/capitalistas que desconocen las realidades sociales; los niños ricos que pretenden ser “pueblo” y los protestones socialistas que una vez dentro de la casa de los anteriores, se comen su comida, influyen en su gente y no se quieren ir nunca.

El liderazgo es otra de las fortalezas de la serie.  Las ideas de Lennie contagian a todos, menos a Sidney. Kay llevará libros de Mao Tsé Tung a su club de lectura,y Alan (John Magaro), un joven inquilino del matrimonio Munsinger, empezará a fumar marihuana, leer a Karl Marx y dejar atrás al “sistema” por irse a vivir a Cuba y colaborar con la revolución.





LO BUENO

La serie tiene un mensaje que aporta y puede aplicarse a los fenómenos de nuestro tiempo.

3. Miley Cyrus y su innata rebeldía

Definitivamente Miley Cyrus se roba el show y motiva a las audiencias jóvenes, además luce bellísima con una larga peluca rubia que nos permite imaginarla como una adulta Hannah Montana. La incorporación de Cyrus, quizás haya sido una jugada publicitaria tan buena como la inclusión de Wynona Rider en Stranger Things, aunque Woody Allen sostuvo que le ofreció el papel por interés personal y recomendación de sus hijos pequeños (que son fans de Miley).


Extraído: makia.la/crisis-en-seis-escenas/

viernes, 19 de junio de 2020

6 cosas que necesita saber para comprender el cine de Woody Allen



Por: Luis D.




Woody Allen es un director que pasará a la historia como uno de los más prolíficos produciendo una película anual durante ya casi 40 años. Se incorporó al mundo del cine casi recién cumplidos los 30, tras haber tenido una interesante carrera como escritor de gags para televisión y ser comediante de stand up.

El periodista Eric Lax ha tenido la oportunidad de conversar durante décadas con él y recopilar información de primera mano; la concepción que tiene del oficio como cineasta y los distintos procesos creativos en los que se ve envuelto son sólo algunos puntos que se muestran en el libro de entrevistas: “Conversaciones con Woody Allen”.

Sin querer revelar todo lo que contiene este ejemplar (que es bastante extenso, contiene mucha información fascinante sobre la figura de Woody Allen desde un punto de vista profesional, que seguramente deleitara a más de un fanático de sus películas, y con apoyo del documental “A Woody Allen Documentary” (2012) de Robert. B. Weide), hemos creado este artículo con el  objetivo resumir algunos de los aspectos más característicos en la manera de trabajar del cineasta.


Sobre el guión y las ideas




Para él, escribir comedia no se puede enseñar o aprender, “lo tienes o no”, pero una de las cosas que más le han ayudado a su desarrollo fue su etapa como escritor para televisión, donde tenía que estrujarse los sesos hasta sacar algo en menos de una semana y a veces en menos de dos horas, siendo la disciplina el mayor de sus aprendizajes de aquella época.

Desde hace más de 40 años Woody Allen escribe a mano (lápiz o bolígrafo) el primer borrador de sus historias, dejando anotaciones aparte que pueden ser engrapadas o pegarse en pequeñas notas dentro del manuscrito; cuando la idea está terminada por completo lo transcribe con la máquina de escribir que ha utilizado durante cuatro décadas; fue una de las primeras posesiones que obtuvo con su sueldo de escritor de gags y sigue estando en perfectas condiciones. Su proceso de escritura es muy rápido, un guión puede estar listo en dos o tres semanas (sorprendente, ¿no?), pero esto tiene un pequeño inconveniente, a veces lo más difícil no es escribir la historia en sí, sino pensar en qué escribir en principio. Con los años, el “truco” ha consistido en simplemente no dejar de pensar nunca en la idea… ¡Nunca!; ya sea en el cumpleaños de sus hijos, en las vacaciones en la playa, incluso en la ducha, que resulta ser uno de los lugares perfectos para estar solo y simplemente dejarse llevar para resolver problemas de la trama.

Otros trucos son válidos, por supuesto, pero pensar todo el tiempo en la historia e idear la estructura de los arcos argumentales es un trabajo fundamental.

Actores



Mucha gente se sorprende cuando a la pregunta: “¿Qué tipo de indicaciones le dio al actor para llegar a obtener esa interpretación?”, él responde: “Nada. Sólo lo dejé hacer su trabajo”.

En esta frase se resume mucho el trabajo que tiene con los actores: les da un papel, los hace repetir sus líneas y listo; aunque algunas veces hay indicaciones como “quiero que suenes más decepcionado” o “sólo tienes que ser una persona dulce, naturalmente, sin esforzarte”.

Las audiciones de Woody Allen son míticas en Hollywood, generalmente el actor entra a una de sus oficinas y no está más de dos minutos ahí, pues con sólo ver su rostro o escuchar algún diálogo, él sabe si es adecuado para el papel. Cuando se trata de un actor que ya tiene en mente porque lo ha visto en otra película o porque lo conoce, no tarda mucho en darle el papel correcto.

Otro de los rasgos que caracterizan a este director es que la relación con sus actores es muy cordial, él considera que deben tratarse con el respeto profesional que merecen y nunca dudar de sus capacidades. Sabe reconocer quién tiene talento o potencial para un papel cómico o dramático. Los actores que han trabajado con él, aun cuando llevan ya algunas películas bajo su dirección, se refieren a su personalidad con un: “No sé…la verdad es que nunca he hablado mucho con él”.

Durante el rodaje




Su personalidad es muy relajada en todos los aspectos, incluso cuando se trata de un rodaje, el cual tiende a ser una de las actividades más estresantes (incluso él lo reconoce así), pero como en todo lo demás, se considera una persona bastante perezosa.

Prefiere grabar en planos master (es decir, un toma continua sin necesidad de hacer muchos cortes o cambios de perspectiva para una misma escena). Aunque esto también es una forma de reducir los costos de la producción, sólo es una excusa para no pasar mucho tiempo en una misma escena, ha confesado que no soportaría el proceso de repetir una de ellas más de dos días consecutivos; sin embargo, entiende que para que esto no se vea mediocre, busca inventar coreografías con la cámara y el foco, que le permiten dotar a la propuesta de un valor mucho más cinematográfico.

Este cineasta sabe que su profesión es de trabajo en equipo, y reconoce la importancia de escuchar las recomendaciones de su Director de Fotografía, simplemente hay que adaptarse y entenderse con cada uno de ellos. Gordon Willis, por ejemplo, fue un gran colaborador durante sus primeras películas “serias”, siendo también el nivel de disciplina que éste le exigía una gran ayuda para que Allen desarrollara un mayor cuidado por la imagen en sus películas: “Quizás no quieras hacer eso…se vería feo por tal motivo”, era una de las frases que ayudaron a que Allen descubriera la magia de su estética, en la que usa colores cálidos; el rojo y el amarillo es abundante en su trabajo, le gustan las propuestas coloridas y detesta el azul o los colores fríos en el plató.

La mayoría de sus historias están ambientadas en New York, no sólo porque le gusta, sino porque es cómodo, sabe en qué restaurantes puede comer y le encanta ir a su apartamento por las noches para dormir, pero sobre todo, porque sabe con quién trabajar: mucho de su personal lleva años en su equipo. Sin embargo, cuando rueda en el extranjero confía en que las personas serán igual de profesionales como en Estados Unidos. Sobre "Match Point", considerada por él como una de sus mejores películas, ha dicho que gran parte de su genialidad fue gracias a la disciplina de los británicos, de los franceses y de los escoceses. Cuando todo sale bien siente que fue una suerte que coincidiera con gente tan buena.

Dirección



Cuando se ha tratado de reconocer su genialidad, ha confesado que todo aquel que quiera aprender sobre dirección tomando como referencia sus consejos podría decepcionarse, ya que a menudo no hay ningún truco ni gran ciencia. Para Allen, mucha gente está lo suficientemente capacitada para dirigir sin saberlo, incluso considera que podrían llegar a hacerlo mucho mejor él. Como otros, piensa que la clave está en contar una buena historia desde el principio, y que tomar una cámara y contarlo en imágenes no tiene mayor dificultad, el reto es poner la técnica a disposición del contenido.

Es un sujeto relajado, no ensaya las escenas porque le causa aburrimiento, al igual que gran parte del trabajo de mesa; sus procesos consisten en reunirse y decidir hacer una película; no necesita de un storyboard o una planificación detallada de toda la película, ya que afirma que una secuencia planificada puede ser desechada al día siguiente porque no funciona tan bien en la pantalla como en el papel. También considera que el guión es sólo una guía de la historia, muchos de los diálogos o la coreografía puede cambiar por razones de practicidad o naturalidad.

Sobre dirigirse a sí mismo, sabe que no es un gran reto, ya que estando dentro de la escena puede comprobar cuando una acción o reacción está mal ejecutada, no se preocupa mucho por sus diálogos, ya que podría inventárselos e improvisar algo gracioso.

Al ser el responsable del proyecto sabe que cualquier cosa que salga mal será su culpa y se pondrá del lado del público si lo odian por haber hecho una mala película.

Montaje



A Woody le gusta estar involucrado en todo el proceso creativo de una película, por lo que no es extraño que esté dentro de todo el montaje, ya que éste es el momento de reescribir la historia, y es cuando observa lo que funciona y lo que no, en pocas palabras, lo que está mal escrito en el guión. Editores como Susan Morse comentan que él es de los pocos directores/guionistas que no tienen ninguna contemplación en quitar una escena en particular, personajes secundarios, secuencias enteras o tramas que quedan eliminadas por completo y pasan al olvido.

Se rehúsa a editar durante el rodaje, prefiere guardar todo el material y poner su esfuerzo en que la primera versión del montaje sea la mejor posible, como si esa fuera la que será proyectada en las salas de cine, por supuesto que no pasa, ya que es en éste donde puede ver los errores que tiene la cinta. A menudo, el montaje sirve para descubrir lo verdaderamente valioso cinematográficamente, cinco páginas de diálogos de dos personajes que están casados puede ser cortado a sólo una mirada entre los actores.

Música



La música es parte fundamental en su vida, desde niño es fanático del jazz, y al igual que el cine, es su medio de expresión, por lo que no pueden faltar piezas de su preferencia en sus películas, sabe que una buena selección puede salvar una secuencia del aburrimiento y servir como un contrapunto irónico para lo que se ve en pantalla. Ralph Rosenblum le enseñó esto cuando lo ayudó en su primera película, le dijo “¿Por qué borraste todo este material cómico cuando con un poco de música en el fondo puedes arreglarlo?”.

Prefiere utilizar lo que ya conoce y no llamar a un compositor para que componga música original, en gran parte por comodidad y por que gusta tener a su disposición todos sus discos en la sala de montaje, es algo bastante costoso pero se le ha permitido durante años; si no pueden adquirir los derechos de la canción no hay problema, vuelve a revisar y escoge otra, y gracias a su conocimiento casi enciclopédico del jazz, puede hacerlo muy fácilmente.

Conocer este tipo de detalles sobre la personalidad, procesos y forma de pensar de uno de los directores más polémicos de las últimas décadas, hará que disfrutes de sus filmes de una manera diferente.


Extraído de https://culturacolectiva.com/cine/curiosidades-de-woody-allen-para-comprender-sus-peliculas


lunes, 27 de abril de 2020

Crítica de Septiembre.


Por   



El verano está llegando a su fin, un grupo de personas pasan unos días en Vermont en una casa de campo. Las relaciones entre ellos irán tensándose, dado que los intereses de unos y otros colisionan.
Son los últimos días de agosto. Diane (Elaine Stritch), una vieja y vitalista estrella de cine, y su pareja Lloyd (Jack Warden), visitan a su hija Lane (Mia Farrow) en su casa de campo. Lane es una mujer depresiva, cuya vida está marcada desde la infancia por el asesinato del amante de su madre, a la que culpa de su mala suerte. Está enamorada de Peter (Sam Waterston), un publicista, pero éste ama a Stephanie (Dianne Wiest), que le corresponde, aunque está casada. Y Howard, un profesor de francés; que está profundamente enamorado de Lane.
Una compleja trama, que gira en torno a un fallido intento de suicidio por parte de Lane y su retiro a una cabaña de Vermont a modo de terapia, en compañía de su amiga Stephanie, quien necesita tomarse un respiro de su matrimonio e hijos; también esta Peter, el vecino, un publicista que insiste en ser escritor y sigue lidiando con sus pesadez a la hora de escribir, y que entre ambos se establecerá un romance; por otra parte está Howard, un profesor de francés y su ilusión de tener el amor de Lane, luego están Diane y Lloyd, que solo llegan a alborotar la escasa tranquilidad de Lane.
Tras varios días de interacción, las desafortunadas conexiones emocionales de los protagonistas comienzan a develarse, tejiéndose intrincadas relaciones de amor y odio, desembocando en un final inevitable para todos. La fotografía es extraordinaria, los primeros planos donde denotan un lenguaje corporal espectacular. El detalle en sus diálogos y la música de jazz clásico destacan las emociones de sus protagonistas.


Dianne Wiest y Mia Farrow

La película se sitúa toda dentro de la misma casa, sin contacto hacia el mundo exterior, siendo concebida como una obra teatral filmada en tres actos. “Septiembre” supuso un tour de forcé (gran esfuerzo físico, gran escena emocional), lleno de guiños nostálgicos, en que debería haber sido, sino fuera, podría ser, y si tal vez… la constante incomodidad de lo no resuelto, son el punto clave de lo que hace a esta cinta interesante, y digna de ver. La metáfora del título: Ese septiembre en el que se acaba el verano, todo lo bueno, lo colorido y posteriormente hay que lidiar con lo “malo”, en cierto punto sería  la vida cruel.
En resumen, la película es una trama sentimental y familiar, que se mueve dentro del existencialismo, el sentido de la vida, sus carencias, el amor, la vejez, la amistad, la infidelidad, la atracción, lo imposible, donde todo en algún punto trasluce a la soledad. Estos temas son tratados con sutileza e inteligencia, una propuesta sencilla de la cual puede sacarse múltiples reflexiones. «Septiembre» habla de la renuncia y la renuncia crea una falta, una ausencia de la parte que convierte en otra cosa nuestra vida. Un film que si bien no tuvo un gran éxito en taquila es sumamente recomendable, tal vez un tanto triste pero que te dejará reflexionando.



fuente: http://cinefiloserial.com.ar/critica-de-septiembre-de-woody-allen-1987/