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Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de El Revisionista, Series de antología, y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.

jueves, 30 de junio de 2011

Woody Allen, eterno obsesivo.

Entrevista / Conocerás al hombre de tus sueños

"No me importa repetir un tema", reconoció a LA NACION el aplaudido director, que habla de sus proyectos y de todo lo que hay detrás de cada película suya, como la que se estrena hoy en los cines argentinos

Diego Batlle
Para LA NACION -  3/2/2011

Poco antes de arrancar el esperado rodaje de Midnight in Paris en Francia, Woody Allen viajó al Festival de Cannes para presentar allí Conocerás al hombre de tus sueños ( You Will Meet a Tall Dark Stranger ), producción mayoritariamente española, pero rodada en Inglaterra, con un elenco de grandes figuras de los más diversos orígenes: Naomi Watts, Josh Brolin, Antonio Banderas, Anthony Hopkins y Freida Pinto (la revelación de Slumdog Millionaire ). A casi 9 meses de aquel estreno mundial, el largometraje número 40 de este mito viviente, que el 1º de diciembre último cumplió 75 años, se estrena hoy en 22 salas argentinas.

Desde que, en 1977, presentó Annie Hall: Dos extraños amantes , Allen ha cumplido con su objetivo de hacer y estrenar una película por año, y Cannes ha sido el ámbito elegido por él para el lanzamiento de muchas de ellas. Como siempre, la cita con Woody es en el Martinez, uno de los hoteles más tradicionales y coquetos de la Costa Azul, que en cada mayo se convierte en su refugio principal. La entrevista con La Nacion es en una hermosa mañana soleada a pocos metros de la playa de la Croisette y de las aguas del Mediterráneo, surcadas por lujosos yates, pero nada de eso parece importarles a los cinéfilos locales, que hacen guardia en los alrededores del Martinez como si allí se hospedaran Mick Jagger o la pareja Brad Pitt-Angelina Jolie (otros asiduos visitantes de Cannes). La fidelidad, la veneración, el amor que profesan por Allan Stewart Konigsberg serían materia ya no de un simple análisis artístico (la admiración histórica de los franceses por los héroes de la cultura estadounidense en general y neoyorquina en particular) sino de un verdadero tratado sociológico.

Luego de atravesar los distintos controles (de seguridad, de los agentes de prensa del film) se accede a uno de los salones contratados para las notas (en festivales como Cannes, los artistas cumplen verdaderas maratones con varias horas seguidas de charlas con periodistas). Woody Allen ingresa en el lugar con una congestión tremenda que hace temer lo peor, pero por suerte arranca con un chiste: "Hoy mejor que no dé besos". No es la primera vez que este cronista lo entrevista, pero a pesar del estado gripal que lo aqueja se lo nota mucho más simpático y punzante que en oportunidades anteriores. Incluso parece haberse recuperado de sus problemas de audición, que dificultaban mucho el diálogo.



Woody pide un té y arranca con la primera respuesta sobre cómo hace para filmar un largometraje por año, cómo concibe y desarrolla sus proyectos y cuánto lo afectan los constantes cambios de lugar de sus rodajes (últimamente ha filmado más en urbes europeas como Londres, Barcelona o París que en Nueva York). "Generalmente -dice- tengo primero la idea y luego veo cómo puedo desarrollarla en determinada ciudad. Sólo cuando rodé en Cataluña cambié la dinámica: fui allí y escribí el guión a pedido de mis productores españoles. Tengo un método muy estricto. Escribo en Manhattan durante el verano, filmo en el otoño, más tarde hacemos la posproducción y finalmente el lanzamiento. Luego, ese mismo ciclo se renueva con el siguiente proyecto. Me acostumbré a que sea siempre así y eso me mantiene activo y feliz."


-¿No tiene miedo de repetirse?

-Es algo que no sólo me preguntan sino que muchos me critican. Sinceramente, no me importa si el argumento o las ideas de una nueva película son novedosas, sorprendentes, originales o repiten esquemas de trabajos previos. Si se me ocurre algo y estoy íntimamente convencido de que es lo suficientemente inteligente e interesante, lo desarrollo como para filmarlo. Siempre intento hacer algo genial, al nivel de El ciudadano (se ríe), pero nunca sale tan bien, así que me doy por vencido. He aprendido a ser un poco más tolerante conmigo y con los demás, a bajar las altísimas expectativas que tenía de joven, a conformarme. Por suerte, siempre tengo la oportunidad de redimirme a los pocos meses con el proyecto siguiente.


-¿Siente que hay temas que lo obsesionan y que por lo tanto vuelven con los años?

-Por supuesto. Cuando uno va al analista los mismos temas salen una y otra vez durante años. Al principio, trataba de no repetirme porque tenía 5 o 10 películas. Pero ya llevo 40. No me importa repetir un tema, trato al menos de no repetir los chistes, pero ni con eso tengo suerte. Cuando llego a la mesa de edición, Alisa Lepselter, que ha montado todos mis films desde hace más de dos décadas, dispara la frase mortal: "Ese gag ya lo hiciste antes" (se ríe).

-¿Nunca sintió la tentación de volver a los personajes de sus grandes éxitos, hacer alguna secuela?

-Todo el tiempo me dicen por qué no hago Annie Hall 2 o Manhattan 2 , pero no me interesa en absoluto. Eso sí: sería muy bueno financieramente (se ríe). No vuelvo a ver mis viejas películas, ni siquiera me acuerdo de los personajes. Trabajo muy intensamente durante un rodaje y, una vez que termino, prefiero pasar a otra cosa. No soy muy afecto al archivo.

-¿Cómo sabe si una idea es lo suficientemente buena como para convertirse en el punto de partida de una película y cuál fue esa idea original en el caso de Conocerás al hombre de tus sueños ?

-En el caso de este film la idea surgió al ver que muchos norteamericanos, incluidos varios de mis amigos, tienen como costumbre consultar con psíquicos, mentalistas, brujos para que les lean las mentes o les adivinen el futuro. Yo encuentro todas esas disciplinas bastante estúpidas, las considero un fraude, pero ellos están tan convencidos que siguen sus instrucciones al pie de la letra. Hay tanta desesperación entre la gente, que necesita algo en qué creer. La religión se ha convertido en una broma, uno lee en el diario que hay curas que abusan de niños, y entonces ni para los fieles la Iglesia resulta creíble. Entonces, hay que buscar otras opciones. Los artistas creen en la inmortalidad y la trascendencia de su obra, otras personas en la new age , en la medicina alternativa, en la acupuntura o lo que sea. Aun cuando la ciencia demuestre que determinada técnica no tiene ningún efecto benéfico, siguen tomando la vitamina o practicando la técnica. "A mí me hace bien, al menos en lo psicológico", me dicen, y contra eso, contra la sugestión o el fanatismo, no hay nada racional para oponerle.



-¿Y usted en qué cree?

-Creo en sobrevivir lo más que se pueda (se ríe). No soy una persona religiosa ni espiritual, no creo en ilusiones. Me ha pasado -y hay varios autores que han escrito sobre esto- de estar paseando por la playa, apreciar el atardecer y sentir que puede haber algo más poderoso y trascendente, pero esa sensación dura apenas un instante y luego se esfuma. Así que me queda sólo una sospecha (se ríe).

-¿Le molesta no encontrar respuestas a esas preguntas?

-No, porque son preguntas que se vienen haciendo desde siempre, incluso en culturas ancestrales, como la griega o la egipcia. A mí me gusta analizar aquello que no tiene respuesta, por eso jamás hago películas sobre cuestiones políticas o sociales, que sí tienen respuestas. Esos temas me interesan como ciudadano, pero no como cineasta. Jamás haría una película sobre la situación de la mujer o de la comunidad afroamericana. Frente a cuestiones como la vejez o la muerte, todo lo demás me resulta irrelevante.

-En varios de sus films aparece la figura del mago o la magia. ¿Por qué lo fascina tanto?

-Porque vivimos en medio del caos, de una desesperación global. Ni la ciencia ni la filosofía ni el arte ni la política han encontrado verdaderas soluciones y entonces está la tentación de la salida mágica. Antes el temor era por la Guerra Fría, hoy es por la economía. Una economía que amenaza incluso a un gran presidente demócrata como Obama. La gente no se trata bien y ése es el principal problema, el origen de todos los males.


Fuente: www.lanacion.com