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Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de El Revisionista, Series de antología, y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.

martes, 7 de abril de 2015

Los pergaminos.





Los estudiosos recordaran que hace varios años un pastor errante por el golfo de Aqaba tropezó con una cueva en la que había varias grandes jarras de arcilla y también dos entradas para el "Holiday on Ice". En el interior de las jarras se descubrieron seis rollos de pergamino con escritos antiguos e incomprensibles que el pastor, en su ignorancia, vendió al museo por 750.000 dólares cada uno. Dos años mas tarde las jarras aparecieron en una casa de empeños en Filadelfia. Un año más tarde el pastor apareció en una casa de empeños de Filadelfia y tampoco fue reclamado.

Los arqueólogos han situado en principio la fecha de los pergaminos hacia el año 4.000 a. de C., o justo después de la matanza de los israelitas por sus benefactores. La escritura es una mezcla de sumerio, arameo, y babilonio y parece obra o bien de un solo hombre durante un largo período de tiempo, o bien de varios hombres  que compartían el mismo traje. La autenticidad de los pergaminos es motivo actualmente de grandes dudas, sobre todo por cuanto la palabra "Oldsmobile" aparece varias veces en el texto, y los escasos pasajes que finalmente han podido ser traducidos versan sobre temas religiosos familiares de un modo más que dudoso. No obstante, el experto en excavaciones A.H. Bauer ha observado que si bien los pasajes parecen por completo fraudulentos, éste es probablemente el más importante hallazgo en la historia de la arqueología, si se exceptúa la recuperación de sus gemelos en una tumba de Jerusalén. Ofrecemos a continuación los pasajes traducidos.

Uno... Y el Señor hizo un pacto con Satanás para probar la lealtad de Job, le golpeó una vez en la cabeza y otra vez en la oreja y le hizo caer en una salsa espesa para hacer a Job pegajoso y vil y luego el Señor alquiló a una décima parte de los rebaños de Job, y Job exclamó:
-¿Por qué aniquilas a mis rebaños? Es muy duro conseguir rebaños. Ando ahora escaso de rebaños y no sé ni lo que son los rebaños.

Y el Señor sacó dos tablas de piedra y las rompió con un chasquido ante la nariz de Job. Y al ver esto la esposa de Job se puso a llorar  y el Señor envió un ángel misericordioso que ungió la cabeza de la mujer con una maza de polo y de las diez plagas el Señor mandó de la uno a la seis, ambas inclusive, y Job estaba dolorido y su esposa enojada y la mujer arrendó sus vestiduras y luego subió el alquiler, pero se negó a pintar.

Y pronto los pastos de Job se secaron y su lengua se le pegó al paladar de forma que no podía articular la palabra "olíbano" sin provocar grandes carcajadas.



Y en cierta ocasión el Señor, mientras enviaba calamidades a su fiel siervo, se acercó demasiado y Job le asió por el cuello, gritando:
-¡Ajá! ¡Ahora te tengo! ¿Por qué se las estás haciendo pasar moradas a Job, eh? ¿Eh? ¡Habla!

Y el Señor respondió:
-Ejem, mira... es mi cuello lo que estás agarrando. ¿Puedes soltarme?

Pero Job no tuvo compasión y replicó:
-Me iba muy bien hasta que Tú viniste. Tenía mirra e higueras en abundancia y una chaqueta de muchos colores con dos pares de pantalones de muchos colores. Ahora mira.

Y el Señor habló y su vos retumbó como un trueno:
-¿Yo, que he creado los cielos y la tierra, te he de dar cuenta de mis caminos a ti? ¿Qué has creado tú que así osas interrogarme?

-Respuesta denegada -contestó Job-. Y para ser omnipotente, permíteme que te lo diga, "tabernáculo" se escribe con una sola l.

Luego Job cayó de rodillas y gritó al Señor:
-Tuyo es el reino y el poder y la gloria. Has hecho un buen trabajo. No lo fastidies.

Dos... Y Abraham se despertó en la mitad de la noche y dijo a su único hijo Isaac:
-He tenido un sueño en el que la voz del Señor me ha ordenado que sacrifique a mi único hijo, así que ponte los pantalones.

E Isaac tembló y repuso:
-¿Y qué has hecho tú? Me refiero después de que El te presentase la papeleta.

-¿Y qué iba a decir? -contestó Abraham-. Estaba allí de pie a las dos de la madrugada y en ropa interior ante el Creador del Universo. ¿Qué querías que dijera?

-Bueno, ¿dijo El por qué desea que me sacrifiques? -preguntó Isaac a su padre.

Pero Abraham replicó:
-El creyente no hace preguntas. Vamos pues, que mañana me espera un día muy ajetreado.

Y Sarah, al escuchar los planes de Abraham, se irritó y dijo:
-¿Cómo sabes que era el Señor y no, pongo por caso,  ese amigo tuyo al que le gustan las bromas pesadas? Porque el Señor detesta las bromas pesadas y todo aquel que gaste una será entregado a sus enemigos, puedan éstos pagar los gastos de reembolso o no.


Y Abraham respondió:
-Porque yo sé que era el Señor. Era una voz profunda, resonante, bien modulada, y nadie en el desierto es capaz de retumbar de esta forma.

Y Sarah insistió:
-¿Y pretendes consumar ese acto insensato?

Pero Abraham repuso:
-Francamente, sí, porque poner en duda la palabra del Señor es una de las cosas peores que puede hacer un hombre, sobre todo estando como está la economía.

Y así llevo a Isaac a un cierto lugar y se dispuso a sacrificarle, pero en el último momento el Señor detuvo la mano de Abraham y dijo:
-¿Cómo puedes hacer semejante barbaridad?

Y Abraham contestó:
-Pero tú dijiste...
-No importa lo que Yo dijera -tronó el Señor-
¿Prestas oído a todas las ideas absurdas que se te ofrecen?

Y Abraham se sintió avergonzado.
-Ejem... no realmente... no.
-Te sugiero en broma que sacrifiques a Isaac y te falta tiempo para poner manos a la obra.

Y Abraham cayó de rodillas:
-Mira, nunca sé cuando hablas en broma.

Y el Señor estalló:
-No tiene sentido el humor. No puedo creerlo.
-Pero, ¿no prueba eso que te amo, que estaba dispuesto a entregarte a mi único hijo según tu capricho?

Y el Señor contestó:
-Eso prueba que algunos hombres obedecen cualquier orden por cretina que sea, mientras la formula una voz resonante y bien modulada.

Y con esto, el Señor ordenó a Abraham que se fuera a descansar y que volviese a despachar con El al día siguiente.

Tres... Y vino a ocurrir que un hombre que vendía camisas fue azotado por tiempos adversos. Ninguna de sus mercancías hallaba comprador ni él prosperaba. Y el hombre oraba y gemía:
-Señor, ¿por qué me haces sufrir de este modo? Todos mis enemigos venden  su género menos yo.
Y estamos en plena temporada. Mis camisas son buenas. Mira la calidad de este rayón. Conseguí cuellos abrochados, cuellos de fantasía, pero nada se vende. Y no obstante he observado tus mandamientos. ¿Por qué no podré yo ganarme la vida cuando mi hermano menor se está forrando con su pret-a-porter para niños?

Y el Señor escuchó al hombre y dijo:
-Acerca de tus camisas...
-Sí, Señor -exclamó el hombre, cayendo de rodillas.
-Ponles un cocodrilo en el bolsillo.
-¿Cómo dices, Señor?
-Haz lo que te estoy diciendo. No te arrepentirás.


Y el hombre cosió en todas sus camisas un pequeño símbolo que representaba a un cocodrilo y he aquí y a ojos vistas que su mercadería se vendió he improviso como rosquillas, y fue un gran regocijo, mientras que entre sus enemigos era el llanto y el crujir de dientes, y uno de ellos exclamó:

-El Señor es misericordioso. Me ha hecho yacer en verdes praderas. El problema es que ahora no sé cómo levantarme.

NORMAS Y PROVERBIOS

Practicar la abominación va en contra de la ley, particularmente si la abominación se practica mientras se come langosta.

El león y la gacela yacerán juntos, pero la gacela no dormirá muy bien.

Aquel que no perezca por la espada o por el hambre, perecerá por la peste, entonces ¿para qué afeitarse?

Los malvados de corazón probablemente sabran algo.

Aquel que ama la sabiduría es virtuoso, pero aquel que tiene comercio con un ave es fantástico.

¡Señor, Señor! ¿Qué has estado haciendo Tú, últimamente?


Extraido de Sin plumas, de Woody Allen, Tusquets editores, octubre 1978