Por Hervé Joncour
Dice el guionista español Rafael Azcona que Woody Allen merece el Premio Nobel de Literatura. Yo no soy nadie para llevarle la contraria a un sabio como Azcona, pero creo que es una declaración totalmente fuera de lugar (aunque Allen sea bueno, que una cosa no quita la otra).
Pura anarquía es el último libro de relatos del guionista neoyorquino, autor de películas de culto como Annie Hall o Robó, huyó y lo pescaron, (entre una extensísima filmografía). Llevaba 25 años sin publicar algo del mismo estilo, pero parece que ha vuelto con fuerzas renovadas porque (casi) todos y cada uno de los relatos englobados en este libro son de un humor arrollador. Un levitador amateur que no logra dominar la técnica pero está ansioso por pasar a la práctica, un contratista aparentemente sensato que se encargará de que una reforma sea mucho más que una anécdota o un musical en Viena cuya estrella de claqué es Kafka.
Creo que mi favorito de todos es Así comió Zaratustra, en el que Allen se lanza a la piscina hablando de su último descubrimiento, un libro titulado Sigue mi dieta escrito por… Friedrich Nietzsche. La consecución os la podéis imaginar, desde Zenón hasta Schopenhauer pasando por la antigua Roma o Aristóteles. Un no parar de reír de principio a fin, como casi la totalidad del libro.
Fuente: Portal Papel en blanco, www.papelenblanco.com/relatos/pura-anarquia-de-woody-allen