Woody Allen: A Biography es el título de la biografía del genial cineasta, que apareció en mayo de 1991 en los Estados Unidos, publicada por Alfred Knopf, El Cronista Cultural y The New York Times Magazine adelantan, parte de la historia.
Por Eric Lax
Traducción: Florencio Gudiño
"No es ningún mérito tener o educar chicos", solía decir Woody Allen, "Cualquier tonto puede hacerlo".
Después, en el otoño de 1979, se encontró con Mia Farrow, que tenía siete hijos.
"Mia", dice ahora, "me presentó un mundo diferente. Sin embargo los dos tenemos tan poco en común que siempre nos sorprendemos. Siempre nos maravillamos por haber decidido estar juntos y por lograrlo durante tanto tiempo.
"Podría habler de nuestras diferencias por siempre: a ella no le gusta la ciudad y yo la adoro. Ella ama el campo y a mi no me gusta. A ella no le gustan los deportes para nada y yo amo los deportes...
"Ella no puede dormir con el acondicionador prendido; yo sólo puedo dormir con un acondicionador de aire prendido. Ella ama a las mascotas y a los animales; yo odio a las mascotas y a los animales. A ella le gusta pasar montones de tiempo con los chicos; a mi me gusta usar mi tiempo para trabajar y poseo una cantidad limitada para los chicos.
"A ella le encantaría navegar por el Amazonas o escalar el Kilimanjaro; yo nunca quise acercarme a esos lugares. Ella tiene un sentimiento optimista y afirmativo hacia la vida y yo tengo sentimientos pesimistas y totalemente negativos...
"Ella crió nueve hijos sin trauma y nunca tuvo un termómetro. Yo tomo mi temperatura cada dos horas durante el día.
"Solamente se me ocurre que lo que provoca que estemos juntos", dice, "es que los dos nos encontramos ligeramente tarde en la vida y que ambos tenemos nuestras propias vidas desarrolladas".
Cuando se encontraron él tenía 43 años y un gran éxito, de crítica y comercial. Su película de 1977, Annie Hall, (Dos extraños amantes), había obtenido nominaciones para él como mejor director, mejor actor y mejor guión original; Allen ganó todos menos el de mejor actor.
Ella, 34 años y divorciada desde hacía casi un año, estaba trabajando en Broadway, en Romantic Comedy (durante, sus matrimonios, primero con Frank Sinatra y después con André Previn, el compositor y director de orquesta, había sido alentada para no trabajar).
Una tarde, Michael Caine y su esposa fueron a una función y después los tres se dirigieron a Elaine's para cenar. Allen estaba en su mesa habitual en el restaurant; Caine se detuvo para saludarlo y le presentó a la Farrow.
En realidad ella había conocido a Allen de pasada en una fiesta en California varios años antes y una vez intercambiaron cartas, ella para decirle que le había gustado "Manhattan" y él para agradecerle amablemente.
Algunas semanas después del encuentro en Elaine's, Allen le mandó una invitación para su fiesta de año nuevo. Ella fue con Anthony Perkins, que estaba en el show con ella y con su esposa.
Allen es un anfitrión de fiestas casi invisible. Le gusta llenar un lugar grande con cientos de invitados, pero no le gusta trabajar después.
Saluda a todos mientras van llegando. "Si soy yo recibiendo gente en la puerta no tengo fobia a la entrada. La carga está sobre ellos". Entonces, una vez que la asamblea está reunida, más o menos se esfuma entre el decorado.
Farrow la pasó bien en la fiesta pero sólo cruzó unas pocas palabras con Allen. Más tarde, le envió una nota de agradecimiento y una copia del libro de ensayos de Lewis Thomas, La medusa y la serpiente.
Allen hizo que su secretaria la llame ("soy una persona tan condescendiente", dice) para agradecerle y sugerirle que almorzaran alguna vez.
En la primavera de 1980 Allen invitó a la Farrow, otra vez a través de su secretaria, para almorzar en Lutece. Después siguieron más invitaciones a cenar, siempre a través de la secretaria de Allen.
Durante los primeros meses de esta rutina, Allen nunca llamó por teléfono a la Farrow. Prefiere no hablar por teléfono a menos que tenga que hacerlo, y a ella no le molestaba ser invitada por un intermediario.
Fue un cortejo lento. "Hemos cenado", dice Farrow, "y seguimos cenando".
Ambos sabian que se estaban embarcando en una relación improbable. Hija de la actriz Maureen O'Sullivan y del director John Farrow, Mia creció en comunidades teatrales en Beverly Hills, España e Inglaterra -un mundo que Allen sólo conocía a través de las revistas de cine que leía mientras crecía en Brooklyn, como hijo de Martin Konigsberg, un comerciante de lo que sea, y su esposa Nettie, bibliotecaria.
Pese a las vastas diferencias de pasado y educación, las cosas parecieron funcionar.
Durante los primeros años después de que sus citas amorosas se transformaran en serias, Allen se levantaba en la mañana, llamaba a Mía y despues trabajaba mientras ella se ocupaba de los chicos, que ahora son nueve.
Ella y Previn tienen tres hijos (Matthew, Sascha y Fletcher); más tarde adoptaron tres huérfanas -dos vietnamitas (Lark y Daisy) y una coreana (Soon Yi)-. Después del divorcio, ella adoptó un niño coreano (Moses Amadeus Farrow), que tiene problemas mentales.
En 1985, Allen y Farrow adoptaron una recién nacida de Texas (Dylan O'Sullivan Farrow). Dos años más tarde tuvieron su propio hijo (Satchell O'Sullivan Farrow).
Alrededor de las siete de la tarde Allen recogía a Farrow para cenar o ir a la ópera o a una obra de teatro o una película. Despues la llevaba a su casa. Muchas veces, los fines de semana, ella se quedaba en lo de Allen con unos cuantos chicos. Cada tanto iban a la casa de campo de Mia Farrow en Connecticut, pero sólo por períodos de tiempo muy cortos.
"Soy dos con la naturaleza", escribió Allen cuando comenzaba su carrera.
"Woody no tiene ninguna tolerancia con el campo", dice Mia.
"En la primera media hora después de llegar, él ya ha caminado alrededor del lago y está listo para volver. Se aburre mucho...".
"Por supuestos, nunca se mete en el lago. El no tocaría el lago. "Hay cosas vivientes ahí dentro", dice.
Allen y Farrow llevan sus propias vidas, mientras continúan con una relación que es la más larga que ambos han tenido.
Desde cualquier punto de vista, no se trata de una unión convencional. No están casados ni viven juntos; sus departamentos están enfrentados a través del Central Park. Cuando comenzaron a salir solían saludarse sacudiendo toallas mientras hablaban por teléfono, deleitándose en decir que podían verse.
El departamento de ella -que además de nueve chicos y una niñera es el hogar de dos gatos, un canario, un papagayo, varias chinchillas y peces tropicales- fue utilizado para sus escenas en "Hannah y sus hermanas", que Allen dirigió en 1986.
"Es justo y suficiente", Allen explica un día en su departamento de la Quinta Avenida.
"Tal vez si viviéramos juntos o si nos hubiéramos encontrado en momentos diferentes de nuestra vidas no habría funcionado. Pero parece estar todo bien. Tengo todo el tiempo libre que quiero y aquí estoy lo suficientemente tranquilo, pero consigo bastante acción allí".
Pocos padres pasan tanto tiempo con sus hijos como Allen. El está allí antes de que despiertes, los ve durante el día y ayuda a acostarlos por la noche.
"Creo que es porque no vivimos juntos y porque ella tiene su vida completa y yo la mía que somos capaces de mantener esta relación con una cierta y debida tensión. Si nos hubieramos casado hace años y viviéramos juntos tal vez ahora estaríamos exclamando: "¿En donde nos metimos?". Esas cosas están tan exquisitamente sintonizadas. Es pura suerte".
Allen fue exitoso durante la mayor parte de su vida por lo que los cumplidos individuales le importan muy poco. Recordando la enorme popularidad de "Manhattan" y "Hannah y su hermanas", dijo: "Te levantas ese día y los diarios dicen que la película es maravillosa y que hay colas de gente frente al cine, lo que uno no ve a menos que se moleste en ir y mirar. Yo alguna vez lo hice, cuando recién comenzaba, pero no lo hago desde "El dormilón".
"La verdad es que no pasa nada. La película se exhibe en distintos lugares y la gente la está viendo. Pero yo todavía tengo que irme a casa y practicar con mi clarinete".
Esa diferencia, que es un subtexto en todas sus películas, permea su vida.
En 1985, él y Mia conocieron a Vladimir Horowitz y su esposa Wanda en una fiesta en lo de Kitty Carlisle Hart.
El pianista, pronto fue evidente, compartía muchas de la extrañas sensibilidades de Allen. "Me gusta porque es más loco que yo", dijo Allen no mucho después de que se encontraran.
El debía saberlo. Se trata de un hombre que comió lo mismo cada noche durante los seis meses que estuvo en París para la filmación de "Que pasa Pussycat?". Horowitz comió lo mismo cada noche durante años, un menú practicamente igual al de Allen; sopa, lenguado, papas hervidas, espárragos a la vinagreta y flan.
Sin embargo, Horowitz compartía la pasión de Allen por los grandes restaurantes. Entonces, en las oportunidades en que le tocaba invitar a él, su asistente llamaba al lugar donde iban a ir dejando el mensaje de que a Horowitz no le gustaban algunas comidas.
Horowitz murió en 1989 a la edad de 86 años. Cuando Allen y Mia Farrow se enteraron por la televisión quedaron "no exactamente shockeados pero tristes. En un minuto quedamos en llamar a Wanda".
"Entonces uno de los chicos entró corriendo en la habitación. El gato había saltado sobre la mesa de la cocina. Nos apuramos para bajar el gato mientras los otros chicos entraron en procesión reclamando la cena. De repente, la enormidad de la muerte de un ser humano se estaba transformando en historia. Las más urgentes trivialidades de la vida interferían".
"Mia fue inmediatamente la madre eficiente, agarró el gato y preparó la pasta. ¿Ves como la vida sigue?, me dijo. Este es un concepto que me crea grandes problemas cuando me detengo a pensar sobre él, lo que no ocurre a menudo".
Fuente: Diario El Cronista Comercial, Suplemento Cultural, Domingo 10 de marzo de 1991.