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Nació en la ciudad de Lanús, Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956. Desde muy pequeño concurrió al cine, descubriendo a Walt Disney en el viejo Cine Monumental de la ciudad de Bernal. Ya de grande, Román Polanski y su film, “Cul de Sac” fueron los movilizadores hacia el cine de culto. En los años ’70, estudió cine en la EDAC, (Escuela de arte cinematográfico) de la ciudad de Avellaneda. En los ’80 cursó en CECINEMA, (Centro de estudios cinematográficos) dirigido por José Santiso, y asistió al Seminario Introducción al lenguaje cinematográfico, dictado por Simón Feldman. Incursionó en el Cine de Súper 8 y 16 MM. Asociado a UNCIPAR (Unión cineistas en paso reducido), fue cofundador del Biógrafo de la Alondra. Es editor de El Revisionista, Series de antología, y el presente blog. Actualmente trabaja en su primer libro, “Los tiempos del cine”.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

New York, segun Woody Allen, primera parte.


Mítico puente de Queensboro visto desde Sutton Square

De las infinitas versiones de la ciudad que se han mostrado en el cine, la de Woody Allen es una de las más reconocibles y paradigmáticas: una Nueva York llena de cines, restaurantes maravillosos, personajes en una constante montaña rusa emocional y fiestas con intelectuales.
No es la verdad absoluta ni más ni menos auténtica que las obras que nos muestran una ciudad oscura, peligrosa o fría, pero si tuviésemos que quedarnos a vivir en una encarnación cinematográfica neoyorkina, nos mudaríamos inmediatamente a una que empieza con créditos en blanco sobre fondo negro y en la que sólo suena jazz o música clásica. Qué fácil es tomar decisiones a veces.
ANNIE HALL
La primera película del nuevo Woody Allen que llegó para quedarse en 1977 (tan distinto del de “las primeras películas, las divertidas”, como machaconamente le recuerda el público en “Recuerdos”) es también un punto de inflexión en su relación con Nueva York y la primera vez que la ciudad se convierte en eso tan cacareado de “un personaje más”. El protagonista, Alvy Singer, es neurótico y orgullosamente neoyorkino, y añorará profundamente la ciudad en su experiencia en la hedonista, soleada y cocainística California.
El director comenzó aquí a sentar las bases de esa nuevayork woodyalleniana que habita en el inconsciente colectivo, pero muchos de los lugares que ayudaron a crear ese ambiente en su mayoría ya no existen -básicamente porque la película es de 1977 y eso en Nueva York es una eternidad-. El South Street Seaport en el que se besan los protagonistas (beso que tendrá un eco con los mismos actores en Manhattan) ha cambiado mucho: se mantienen las increíbles vistas al puente de Brooklyn pero el resto de la zona, con el Pier 17 convertido en un lugar de ocio más que de atraque de barcos, es otro mundo.

Secuancia de Anni Hall
Secuencia de Annie Hall.
Cerró el Wall Street Racquet Club en el que tras jugar al tenis se conocían Annie y Alvy; la montaña rusa Thunderball de Coney Island que dio lugar a la personalidad nerviosa del protagonista fue demolida y, ay, muchos de los cines de esta película en la que los personajes van constantemente al cine han desaparecido. Se mantienen pese a los achaques el Paris Theater, junto al Hotel Plaza, y sobrevive muy transformado el Thalia, donde al final del film Alvy se encuentra con Annie y su nuevo novio, pero cerró el Beekman (donde el protagonista es importunado por un fan) y cerró, sobre todo, el New York Theater, en cuyo vestíbulo se rodó una de las escenas más recordadas de la película.
Mientras hace cola para comprar entradas, Alvy Singer se mete en una discusión con un profesor universitario sobre el significado de la obra de Marshall McLuhan (papel que por cierto había sido escrito pensando en Buñuel), discusión que zanja de un plumazo porque se saca de la manga al propio autor para que le dé la razón y le diga a su oponente que está completamente equivocado. ¿Quién no ha soñado con hacerlo alguna vez?

Secuencia de Annie Hall
Secuencia de Annie Hall
MANHATTAN
Ya lo dijimos aquí. La película entera es una elegía a la ciudad y prácticamente cada uno de sus fotogramas en glorioso blanco y negro aluden a su espíritu y rincones. Aún así, es imposible no destacar el que es ya uno de los iconos de Nueva York: el puente de Queensboro visto desde Sutton Square con la silueta de Woody Allen y Diane Keaton recortados contra el amanecer.
La obra también ayudó a cimentar la fama de esos locales en los que aún hoy, treinta años después, sigue entrando gente por el recuerdo de la película, como Zabar’sJohn’s Pizzeria (una de esas “la mejor pizza de la ciudad” que degustan Isaac y Tracy, su novia adolescente –Allen siempre mostrando sus debilidades- interpretada por Mariel Hemingway), el apabullante Russia Tea Room o la librería Rizzoli (aunque no en su ubicación actual).
Central Park, una de las localizaciones favoritas del director, también asoma la cabeza para que los protagonistas den un paseo en barca en su lago. Además, el muy intelectual personaje interpretado por Diane Keaton es asidua a museos como el Gugenheim, el Metropolitan o el Whitney, aunque será en el planetario Hayden del Museo de Historia Natural donde se refugian de la lluvia Isaac y ella para susurrarse palabras en la oscuridad.
Secuencias de Manhattan
Secuencia de Manhattan

BROADWAY DANNY ROSE
La opulencia art decó  del Brill Building (en Broadway) y los interiores deluxe del Waldorf Astoria hacen por contraste más desastrado el aspecto del agente de artistas protagonista. Pero es el Carnegie Deli, el local en el que se cuenta la historia de Danny Rose, quién ofrece hoy el mejor homenaje posible al director que hizo famoso su nombre: un sándwich con kilos de pastrami.
HANNAH Y SUS HERMANAS
“Nadie, ni siquiera la lluvia, tiene las manos tan pequeñas”. Cuánto le debe E.E. Cumming’s a esta película nunca lo sabremos. En este enredo familiar que transcurre de un acción de gracias al siguiente encontramos muchas de las piedras de toque del cine de Allen. Sus personajes son asiduos a ir a librerías tanto como a ir al cine, y claro, estas también han ido desapareciendo, como la Pageant Books, la del falso encuentro fortuito entre Michael Caine Barbara Hershey en la que compran el famoso libro de poemas. De este encuentro pronto pasan a las citas clandestinas (el adulterio, otro tema alleniano donde los haya) en el hotel St Regis.

Café Carlyle, protagonista en Hannah y sus hermanas
Cafe Carlyle, protagonista de Hannah y sus hermanas.
La hipocondría, otra de esas palabras asociadas ya para los restos al director, hace acto de presencia tras una revisión en el Hospital Monte Sinaí, que provocará la enésima crisis existencial del personaje woodyalleniano de la que sólo saldrá tras ver “Sopa de Ganso” en el cine Metro. En la película aparece también el famoso Café Carlyle que el director convirtió en doblemente mítico tocando el clarinete semanalmente en él, y hasta se permitió el lujazo de rodar algunos de sus edificios favoritos de Manhattan dando un tour arquitectónico que incluye un paseo por el Pomander Walk, una calle que parece un pueblecito inglés en el corazón del Upper West Side. Y en esta obra se incluye otro de esos gestos de ruptura entre persona y personaje que tanto se han dado en su carrera y que a veces dan grima: la casa de Hannah (Langham, 135 Central Park West), el personaje de Mia Farrow interpretando una versión muy aproximada de sí misma, era el auténtico hogar de la actriz.
DÍAS DE RADIO
Este sentimental film es otro homenaje a Nueva York, sí, pero a una que no existía ya ni en el momento en el que fue rodada: la de los años 40 vista por los ojos de un niño de extrarradio. La vida cotidiana, la real, se desarrolla en Rockaway, en la zona costera de Queens (la casa del protagonista y de su esperpéntica familia de comedores de pescado está en el 180 Beach 115th Street). Desde el cercano muelle se puede avistar un submarino nazi, pero a través de la radio se accede a un espectáculo igualmente sorprendente: el Manhattan de los clubs terriblemente glamourosos que ya no existen, como el Morocco.

Woody Allen en Días de Radio
Woody en Dias de radio.
Sí permanece la muy refinada King Cole Dining Room del Hotel St Regis, el escenario en el que Roger e Irene viven una excéntrica aventura con la cigarrera interpretada por Mia Farrow. En esta obra Woody Allen logra contagiar su capacidad de fascinación: nos muestra la increíble entrada del Radio City Music Hall y nos hace perder el aliento como si todavía fuese un niño de excursión en la ciudad con su adorable tía.
LA OTRA MUJER
En esta película sobre psicoanálisis y mal aislamiento acústico seguimos a Gena Rowlands recorriendo las calles del Village en pos de la embarazada y muy atormentada Mia Farrow. Por entre los edificios de ladrillo rojo de las calles Bedford y Barrow llega hasta el Cherry Lane Theatre de Commerce Street, aún en activo, donde se enfrentará a un recuerdo/fantasía/idea de olla de esos que pueden cambiar una vida.

Cherry Lane Theatre, protagonista en Otra Mujer
Cherry Lane Theatre, protagonista de La otra mujer.
CRIMENES Y PECADOS
El dilema moral en torno al drama de un oftalmólogo es también una de las más descacharrantes y redondas películas de Allen. Y sí, incluye la visita a un cine que ya ha cerrado, el Bleecker Street Cinema en esta ocasión. La muchas veces rodada Tavern on the Green de Central Park es el escenario de los roces entre Woody Allen y Alan Alda, y el estremecedor y lúcido final está ambientado en una fiesta en Waldorf Astoria. Paseos con su hija por el Village y con Mia Farrow por Central Park completan esta historia sobre nihilismo, adulterio y Dios.