lunes, 8 de septiembre de 2014
Woody, Nueva York y el cine.
Un Nueva York de cine
Gracias a la pantalla sabemos que todo es posible en esta ciudad, directores como Scorsese o Allen han hecho de ella su decorado.
Gracias al cine hemos comprobado que en Nueva York todo es posible. Podemos, por ejemplo, ver a un gorila gigante subirse a lo más alto del Empire State Building; acompañar a tres marineros en su día de permiso; subirnos a un taxi conducido por un veterano de la guerra de Vietnam o desayunar al lado de una chica vestida con un elegante traje de Givenchy frente a los escaparates de la joyería Tiffany. Podemos, asimismo, pasear por Central Park como hacían Meg Ryan y Billy Crystal en Cuando Harry conoció a Sally, o sentarnos al anochecer en un banco de Sutton Square, frente al puente Queensboro, como Woody Allen y Diane Keaton en Manhattan.
Cineastas como Martin Scorsese o el mencionado Woody Allen han hecho de esta ciudad el decorado perfecto de sus películas. Títulos como Annie Hall, Taxi Driver, Gangsters de New York o La edad de la inocencia, y series de televisión tan famosas como Sex and the city se han convertido en una guía turística que nos explica la historia de la ciudad, los lugares más bellos para visitar e incluso los locales de ocio en los que poder descansar y comer, como el famoso Salón de Té Ruso de Manhattan o el Tao Restaurant que se popularizó gracias a las aventuras y correrías de Carrie Bradshaw y sus amigas.
Nueva York es también la ciudad que en más ocasiones hemos visto atacada y destruida en el cine. Unas veces por monstruos que surgen del mar, como en Godzilla; otras por un radical efecto del cambio climático, como sucede en El día de mañana, y en algunas, por las consecuencias de una guerra nuclear, como en El planeta de los simios.
Pero al final Nueva York siempre acaba resurgiendo, poniéndose nuevamente en pie, dispuesta para acoger el siguiente rodaje. Y así seguiremos viendo por sus calles y avenidas todo tipo de conspiraciones políticas, conflictos raciales, amores y paseos románticos; mafiosos en busca de su víctima o simplemente personas que acuden allí en busca de su sueño, dispuestos a que cambie su suerte. Porque como decían en La sombre de la corrupción, “si quieres tener suerte, Nueva York te dará una oportunidad”.
Extraido de Canal TCM.